PROBLEMAS DE LA ADOLESCENCIA

Según Suzie Hayman, consejera familiar titulada y autora de un nuevo libro, Teach Yourself Parenting Your Teenager, afirma que mientras que los niños se comportan como perros, los adolescentes lo hacen como gatos: “Alimentamos a nuestra mascota, la entrenamos y la dirigimos. Pone su cabeza su nuestro regazo y nos mira como si fuéramos un cuadro de Rembrandt; entra corriendo con entusiasmo cuando la llamamos. Luego, alrededor de los 13 años, nuestro pequeño y adorable cachorro se convierte en un enorme gato viejo”.

Lo que antes funcionaba ahora produce el efecto contrario. Lo llamamos y se aleja corriendo; le decimos que se siente y salta sobre el mostrador. La clave, según Hayman, está en tratar a nuestros hijos como gatos. Darles de comer y dejar que sean ellos quienes vengan a nosotros. Recordar que los adolescentes también necesitan nuestra ayuda y afecto, pero según sus condiciones. La negociación también es fundamental para tener una buena relación.

Principales consejos:

1. Estar atentos a nuestros hijos, mostrándoles que nos importan, y estar preparado para tener que fijar ciertos límites, pero siempre confiando en ellos, sin interferir ni intentar controlarlos.

2. Elegir las batallas. Decidir en qué temas debemos mantenernos firmes, cuáles negociar y en cuáles ceder.

3. Intentar entender por qué nuestro hijo se está comportando mal. ¿Ha discutido con sus amigos? ¿Tiene miedo de algún cambio físico o emocional? Intentar hablar con él sobre lo que ha originado su mal comportamiento.

4. Puede que lo que nos digan no haga daño, pero debemos intentar no tomárnoslo como algo personal.

5. Por muy enfadados que estemos, debemos recordar que lo que nos molesta es lo que hacen, no ellos.

6. Recordar nuestros propios días de adolescente y cómo discutíamos con nuestros padres.

7. Los jóvenes suelen llegar a la adolescencia en el momento en que sus padres están atravesando la crisis de los cuarenta. Los conflictos suelen surgir como consecuencia de la ansiedad de los padres por propios problemas, no por los de los hijos.

8. Aceptar que nuestros hijos no pueden vivir nuestra vida y cumplir nuestras ambiciones.

9. Tener un hijo adolescente es duro, por lo que nos debemos tomar nuestro tiempo para recargar fuerzas.

10. Si nuestros temores sobre sexo y consumo de drogas y alcohol están justificados, buscar ayuda profesional, pero a menudo son más palabrerías que comportamientos reales.

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