LA ADICCIÓN AL JUEGO

El tratamiento intensivo mejora el resultado. Así lo ha demostrado la Unidad de Juego Patológico del Hospital Universitario de Bellvitge de L’Hospitalet (Barcelona) con la aplicación de un nuevo protocolo de tratamiento de la ludopatía que ha logrado los mejores resultados hasta la fecha, pues la tasa de abandono del tratamiento se ha reducido del 40% al 25% de los casos tratados, y la tasa de abstinencia total de juego ha aumentado del 56% al 72%.

La mayoría de los adictos al juego están enganchados a las tragaperras

Esta unidad, pionera en España cuando se creó en el año 1996, trata anualmente medio millar de casos relacionados con diversas ludopatías. Con el nuevo protocolo de intervención no sólo ha logrado mejorar los resultados, sino que también ha conseguido eliminar las listas de espera, que habían llegado a ser de un año para la primera visita.

Con el nuevo programa se realiza un tratamiento intensivo de 16 sesiones en cuatro meses, aunque el seguimiento del paciente se prolonga hasta los dos años, con visitas de control al cabo de 1, 3, 6, 12 y 24 meses.

“Hemos conseguido vincular más al paciente con el programa de tratamiento, y esto ha sido parte del éxito”, asegura Susana Jiménez, coordinadora de la Unidad de Juego Patológico del Servicio de Psiquiatría.

Antes, los pacientes con esta patología tenían que seguir 20 sesiones, lo que suponía alargar el tratamiento unos 15 meses frente a los cuatro actuales. La optimización al máximo de los recursos humanos, con un equipo formado por un coordinador de unidad, dos psicólogos y un médico residente especializado, así como la redefinición del programa, han conseguido anular la lista de espera y mejorar los resultados. Hasta el momento se han tratado 650 pacientes con este nuevo protocolo de intervención.

“En el tratamiento hay que conseguir primero que el paciente admita su problema y después trabajamos en la abstinencia definitiva y en un cambio de estilo de vida. Otro objetivo es concienciar a la familia de que el paciente no es el responsable de su trastorno, sino que la patología se desarrolla por la interacción de diversos factores: biológicos, genéticos, de personalidad y de predisposición social”, asegura Jiménez.

Mingo Mateo, vecino de El Papiol (Barcelona), de 61 años, llegó a la Unidad de Juego Patológico del Hospital Universitario de Bellvitge cuando la situación ya era insoportable y después de haber intentado en varias ocasiones sin éxito superar su adicción a las máquinas tragaperras: “Vives en un mundo de mentiras en el que implicas a toda la familia. Mi mujer incluso amenazó con dejarme”. Pero fue finalmente la esposa quien le dio fuerzas para dar un paso definitivo en su curación. “En esta enfermedad no puedes salir adelante solo. Se necesita ayuda y sobre todo voluntad para reconocer que es una enfermedad”.

Mingo Mateo inició su tratamiento en la Unidad de Juego Patológico de Bellvitge hace dos años, y ahora está en la última fase del tratamiento a la espera de recibir el alta en junio del año que viene. “Tenías que haberme visto hace dos años. Ahora soy una persona diferente, estoy viviendo una segunda oportunidad”, dice. Asegura mantener una relación excelente con sus compañeros del grupo de terapia, unas 13 personas con muchas de las cuales mantiene el contacto: “Nuestro grupo era muy majo. Nos abrimos mucho, y en la unidad, los médicos te dan mucha confianza”. Reconoce que hay algún miembro del grupo que ha vuelto a caer en la adicción al juego. “Nadie puede prometer que no jugará nunca más, pero yo por si acaso no juego ni a la Loto”, asegura.

Más del 90% de los pacientes diagnosticados como jugadores patológicos y tratados en la unidad de Bellvitge son hombres de entre 25 y 40 años, activos laboralmente, casados y con un promedio de seis años de evolución del trastorno. Se da la circunstancia de que el 78% son fumadores, el 22% tienen problemas asociados con el alcohol y el 7% consume cannabis.

Las tragaperras continúan siendo el principal problema de los jugadores patológicos, seguidas a mucha distancia por el bingo, las cartas y los casinos. Aunque el 98% de los pacientes atendidos en la unidad de Bellvitge son ludópatas, el equipo aplica también programas específicos para otras adicciones de comportamiento que son minoritarias, como la compra compulsiva (0,8%), la adicción al sexo (0,5%), a los videojuegos (0,3%) o a Internet (0,2%).

Fuente: elpais.com

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