ANSIEDAD

El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) es un padecimiento mucho más fuerte de lo que cualquier persona en situaciones normales puede experimentar diariamente. La tensión y las preocupaciones son crónicas, aunque en ocasiones no hay una causa justificable que la ocasione. Afecta mucho a personas que se preocupan demasiado por la salud, el dinero, el trabajo, la familia y otras cosas que a veces son difíciles de identificar.

Se asocia frecuentemente a un exceso de preocupaciones, conocido como expectación aprensiva, y es muy frecuente en personas que sufren violencia familiar o le tienen mucho miedo a alguna persona cercana, en quien ha tenido algún accidente grave y teme que le de otro, o quien padece alguna enfermedad y tiene miedo de morir, por lo que no es fácil que controle esta situación, sin ayuda médica profesional.

Es importante tomar en cuenta la edad y el contexto en que vive cada persona, ya que el origen de la ansiedad está fuertemente determinado por estos factores.

Puede ocasionarse por el consumo de sustancias como cafeína, anfetaminas, bebidas alcohólicas y otras drogas, por lo que el diagnóstico debe ser muy acertado para dar el tratamiento adecuado.

Comúnmente se asocia también a ciertas enfermedades como el hipertiroidismo, los trastornos depresivos y otras más.

La ansiedad generalizada y la preocupación , por lo general se asocian a 3 o más de los siguientes síntomas, que se agravan ante cualquier situación que ponga en riesgo la vulnerabilidad y estabilidad de la persona afectada:
– Nerviosismo, inquietud o impaciencia.
– Fatiga o cansancio fácil, cotidiano y excesivo.
– Dificultad para concentrarse o para poder ordenar las ideas.
– Irritabilidad y enojo fácil.
– Tensión muscular que ocasiona dolor en el cuello, espalda y cintura.
– Temblores de manos y ocasionalmente de los párpados. Movimientos impulsivos en las piernas.
– Dolor de cabeza o cefalea.
– Dificultad e incapacidad para relajarse.
– Insomnio y alteraciones del sueño, despertando siempre con mucha fatiga.
– Sudoración excesiva.
– Taquicardias, palpitaciones.
– Problemas gastroitenstinales.
– Sequedad de boca.
– Mareos frecuentes.
– Hiperventilación, o sea el aumento del número de respiraciones poco profundas y rápidas por minuto.

El diagnóstico debe ser muy cuidadoso para descartar inicialmente enfermedades o conductas adictivas que estén favoreciendo la ansiedad generalizada.

El tratamiento incluye psicoterapia y la administración de medicamentos ansiolíticos o antidepresivos con efecto ansiolítico asociado, dado que el tratamiento es por mucho tiempo y esto ayuda a evitar la adicción y permiten que la persona duerma y descanse mejor al generar un sueño más profundo y reparador. En la actualidad hay diversos medicamentos para controlar la ansiedad generalizada, con resultados muy positivos.

También se recomiendan las técnicas de relajación biofeedback, que no son invasivas y permiten controlar la tensión emocional y muscular. (Fuente: esmas.com)

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