MUJER

No hay lugar a dudas que las mujeres representan un grupo poblacional que incrementa su demanda en lo relativo a la atención en salud mental. No obstante, desde hace 2 décadas es cuando comienza a tomarse seriamente en cuenta el reclamo y la demanda de la atención de los trastornos psicopatológicos de las mujeres, ya que desde el Sistema de Salud las acciones sanitarias en la población femenina estuvieron centradas en los temas reproductivos y de planificación familiar El cambio del rol femenino en la sociedad contemporánea, excede el tema meramente reproductivo por el hecho que la mujer moderna tiene una multiplicidad de funciones simultáneas: ser ama de casa, madre, esposa y una actividad laboral fuera del hogar, debido generalmente por razones socioeconómicas. Esta división de roles en muchas mujeres vulnera su psicología femenina, provocando una vulnerabilidad en su salud mental, que hace necesario su detección precoz, control y tratamiento oportuno. Además pertenece a un género que fue y es subvaluado culturalmente, por cual tiene dificultad de desarrollar experiencias de aprendizaje y experimentación. También por la diversidad de funciones, se someten a una situación de estrés laboral, debiendo enfrentar en muchas oportunidades a la discriminación por su género y a sus consecuencias, como la sobrecarga laboral y la pobreza. Estas formas de discriminación y exclusión sociocultural explican el incremento en la prevalencia de los problemas psicopatológicos de la población femenina.

Según estudios epidemiológicos recientes, revelan que las mujeres son más vulnerables a sufrir trastornos mentales que la población masculina. Dentro de la psicopatología, los trastornos más frecuentes son: los estados de ansiedad, el síndrome depresivo, la secuela de violencia doméstica y el consumo de psicofármacos. Las tasas de prevalencia de la depresión y de los trastornos de ansiedad son diferentes entre las mujeres y los hombres, ya que son más elevadas en el caso de las primeras. Según los estudios epidemiológicos de la Organización Mundial de la Salud, concluidos en el año 2005, existe una relación de 2 a 1 con respecto a la incidencia de la depresión en mujeres con respecto a los hombres. En la tercera edad los problemas mentales se caracterizan por diversas formas de depresión senil y demencia, que mayoritariamente las padecen las mujeres. Las altas tasas de prevalencia de la violencia contra mujeres a lo largo de su vida puede llegar en algunos países al 50%. El estrés postraumático consecutivo a los actos de violencia las convierte en un grupo de alto riesgo. Por lo tanto es necesario analizar los factores de riesgo de los trastornos mentales de las mujeres, para determinar cuáles son las acciones necesarias para lograr un buen nivel de salud mental. La identificación y la modificación de los factores psicosociales que influyen en la salud mental de la mujer hacen posible el logro de la prevención de determinados alteraciones de la salud mental.

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