MANÍAS

Al contrario de lo que se piensa, una manía no es un comportamiento repetitivo o frecuente, ya que en Psicología lo que se entiende como manía coloquialmente, se denomina compulsión.

Las “manías” pueden provocar un deterioro en la convivencia de una persona e interferir en la realización de sus actividades diarias.

Por su parte la compulsión es la obligación por parte de la persona de realizar un tipo de conducta como observar decenas de veces si hemos cerrado el coche, contar una y otra vez los botes de nuestra despensa o si hemos apagado todas las luces.

En psicología, la compulsión podría ser parte de un ritual que se acompaña de un pensamiento obsesivo que nos lleva a realizar la tarea, siendo característico del trastorno obsesivo compulsivo.

Cuando desde el punto vista psicológico se habla de manía hace referencia a aquellos episodios que se caracterizan por excesiva actividad física y sentimientos de euforia que son muy desproporcionados en relación a cualquier acontecimiento positivo que le haya ocurrido a la persona.

Asimismo, en la actualidad se considera que este problema no existe de manera aislada, sino que se alterna con lapsos de depresión y forma parte del trastorno bipolar.

Por lo que es importante tener en cuenta esta diferencia en los conceptos para buscar el mejor tratamiento.

¿Cuáles son las manías más frecuentes?

Casi podría decirse que existen tantas como tipos de personas.

Manías relacionadas con el orden, como la necesidad de que todas las cosas de la casa estén en su sitio, la preocupación por hacer recuentos una y otra vez, la necesidad de numerar y clasificar y la rigidez extrema con la puntualidad propia y ajena.

Manías en torno a la limpieza o la preocupación excesiva por la salud como el miedo irracional a enfermar o acudir a médicos por síntomas leves. Algunas personas tienen la necesidad de lavarse continuamente las manos o la boca incluso llegando al temor a tocar cosas que hayan tocado otros entre otras.

Por último las manías relacionadas con la seguridad como la tendencia a comprobar una y otra vez que puertas, ventanas o luces están debidamente cerradas o apagadas.

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TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO (TOC)

¿Qué es?

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) estuvo considerado hasta hace algunos años como una enfermedad psiquiátrica rara que no responde al tratamiento. Actualmente es reconocido como un problema común que afecta al 2 por ciento de la población. El TOC es un trastorno perteneciente al grupo de los trastornos de ansiedad caracterizado por:

  • Obsesiones: son ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que no son experimentados como producidos voluntariamente, sino más bien como pensamientos que invaden la conciencia y que son vividos como repugnantes o sin sentido.
  • Compulsiones: son conductas repetitivas y aparentemente finalistas, que se realizan según determinadas reglas de forma estereotipada. El acto se realiza con una sensación de compulsión subjetiva junto con un deseo de resistir a la compulsión, por lo menos inicialmente.

Causas

No se sabe todavía la causa del TOC, aunque sí se sabe que no surge como respuesta a un supuesto conflicto intrapsíquico ni tampoco por un conflicto sexual reprimido, como decían las teorías psicoanalíticas antiguas. La eficacia de los antidepresivos inhibidores de la recaptación de la serotonina en el tratamiento del TOC hace pensar que el origen puede deberse a una alteración de la serotonina. Se cree que este neurotransmisor ayuda a regular la disposición de ánimo, la agresión y la impulsividad.

Síntomas de Trastorno Obsesivo Compulsivo

Las obsesiones y compulsiones más frecuentes en personas con TOC incluyen:

Obsesiones

  • Temor a contaminarse
  • Temor a causar daños a otros o a que le pase algo a los padres, familia…
  • Ideas agresivas o de contenido sexual
  • Escrupulosidad /religiosidad excesiva
  • Pensamientos prohibidos
  • Necesidad de simetría
  • Necesidad de decir o confesar

Compulsiones

  • Lavarse
  • Repetir una acción hasta hacerla ‘bien’
  • Asegurarse de haber cerrado la puerta, de haber cerrado el agua…
  • Tocar
  • Contar objetos o hasta un determinado número
  • Ordenar
  • Acumular (no poder tirar nada)
  • Rezar

Tipos de Trastorno Obsesivo Compulsivo

Dentro del TOC se pueden diferenciar ocho tipos:

  • Lavadores y limpiadores: son personas a las que carcomen obsesiones relacionadas con la contaminación a través de determinados objetos o situaciones.
  • Verificadores: las que inspeccionan de manera excesiva con el propósito de evitar que ocurra una determinada catástrofe.
  • Repetidores: son aquellos individuos que se empeñan en las ejecuciones de acciones repetitivas.
  • Ordenadores: son personas que exigen que las cosas que les rodean estén dispuestas de acuerdo con determinadas pautas rígidas, incluyendo distribuciones simétricas.
  • Acumuladores: coleccionan objetos insignificantes, de los que no pueden desprenderse.
  • Ritualizadores mentales: acostumbran a apelar a pensamientos o imágenes repetitivas con el objeto de contrarrestar su ansiedad provocadora de ideas o imágenes, que constituyen las obsesiones.
  • Atormentados y obsesivos puros: experimentan pensamientos negativos reiterados, que resultan incontrolables y bastante perturbadores.
  • Sexuales: consiste en pensamientos sexuales recurrentes, que incluyen sobre todo un temor exagerado a ser homosexual.

Diagnósticos

El TOC en niños comienza entre los 7 a 10 años y tiene una prevalencia de entre 0,3 al 1,9 por ciento en niños y adolescentes. Un 33 por ciento de los adultos con TOC dicen que sus síntomas empezaron en la infancia. Frecuentemente el niño se avergüenza de sus compulsiones porque no son lógicas, pero no las puede evitar, por miedo a que algo mucho peor suceda. A veces los síntomas afectan mucho al niño en el colegio. Otras veces sólo están presentes en casa, y los padres puede creer que el niño los hace para fastidiarles. Fuente: dmedicina.com

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NERVIOSISMO

El nerviosismo puede ser, un problema poco frecuente vinculado circunstancialmente, o podría ser el resultado de otro trastorno más grave. De cualquier manera, hay ayuda disponible, y si se trata adecuadamente, el nerviosismo se puede controlar.

Signos y síntomas de nerviosismo

Las personas reaccionan físicamente de manera diferente cuando se sienten nerviosas. Los siguientes son algunos de los cambios físicos que pueden producirse cuando estás nervioso:

  • Malestar estomacal y náuseas
  • Rápido latido del corazón
  • Mal aliento (halitosis)
  • Tics y temblores
  • Sequedad en la boca
  • Manos sudorosas
  • Falta de aliento
  • Temblor
  • Oleadas de frio o acaloramiento
  • Dificultad para concentrarse
  • Tensión muscular
  • Sentirse inquieto y agitado
  • Mareos o sensación de mareo

¿Qué causa el nerviosismo?

Sentirse nervioso puede ser una reacción normal a circunstancias estresantes, desconocidas o intimidantes. Es muy normal sentirse nervioso antes de una entrevista de trabajo, antes de entregar una presentación e incluso antes de una cita con el médico.

Si bien las situaciones que dan lugar a sentimientos nerviosos son los factores desencadenantes, los cambios corporales se producen debido a un aumento de las hormonas del estrés liberadas  en la sangre por las glándulas suprarrenales – como  una respuesta a la ansiedad que provoca la situación provocadora de ansiedad. Cómo hacer frente a estos sentimientos nerviosos puede marcar la diferencia.

Las situaciones que pueden provocar nerviosismo

  • Hablar  o actuar en público
  • Presentarse ante  extraños
  • Entrevistas de trabajo
  • Inicio de un nuevo deporte o pasatiempo, como ir al gimnasio o una clase de cerámica por primera vez
  • Citas o reuniones en las que usted puede sentir que se va a poner en el “foco de atención” o ser el centro de atención, como en  una reunión con su jefe

Por supuesto, el nerviosismo puede desempeñar un papel más importante en ciertas situaciones y algunas personas son más propensas a sentirse nerviosas o tiene una condición subyacente que aumenta el nerviosismo.

Un poco de nerviosismo antes de un evento no es necesariamente una cosa mala y puede incluso ayudar a mejorar el rendimiento mediante el aumento de los niveles de alerta y vigilancia. Sin embargo, si el nerviosismo se vuelve  molesto al  punto en que afecta negativamente  su buen desempeño, entonces hay una serie de cosas que usted puede hacer para ayudarse.

Hay muchos tratamientos disponibles para ayudarle a manejar el nerviosismo, dependiendo de la gravedad y la causa subyacente. Es importante obtener un diagnóstico profesional si cree que un grave trastorno psicológico o médico es  la causa subyacente del problema.

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CANCER

Debido a que esta enfermedad altera tan intensamente la calidad de vida del enfermo, su tratamiento, como en el caso de otros síntomas oncológicos, debería ser multidisciplinar. El tratamiento psicológico puede servir como adyuvante al tratamiento farmacológico, potenciando los efectos de éste y optimizando la calidad de vida del paciente. El tratamiento psicológico del cansancio en el enfermo con cáncer incluye: La planificación y preparación, tanto física como mentalmente, de actividades placenteras que no requieran un esfuerzo físico excesivo. Estas actividades se deberían planificar en momentos del día en los que el enfermo indique sentirse menos cansado. Así, se conseguirá distraer al paciente, reducir sus sentimientos de inutilidad y evitar la frustración que surge de no poder llevar a cabo actividades a veces excesivamente duras para él.

• La planificación de periodos de descanso en momentos puntuales del día, evitando que el enfermo permanezca constantemente tumbado.

• La búsqueda creativa de nuevas maneras de realizar actividades que se realizaban y disfrutaban antes de comenzar a experimentar cansancio. Sustituir una actividad por otra, o reducir el esfuerzo o el tiempo que se le dedica es un modo a veces aceptable de poder mantener una cierta continuidad en tales actividades.

• La psicoterapia puede ayudar al enfermo a delegar determinadas tareas sin sentirse necesariamente inútil, a aprender a pedir ayuda cuando la necesite sin sentirse culpable, y a reducir sus sentimientos depresivos en el caso de que existan. Asimismo, la psicoterapia irá encaminada a tratar la hostilidad, impotencia, irritabilidad y frustración que derivan del cansancio.

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ANSIEDAD (tratamiento de la ansiedad en Valencia).

Los principales tipos de trastornos de ansiedad son:

Trastornos de ansiedad: Los síntomas incluyen:
Trastorno de ansiedad social Una fuerte sensación de tensión o nerviosismo en situaciones sociales.
Trastorno de pánico Una sensación súbita de miedo y pavor intenso que sucede sin ninguna causa, conocida como ataque de pánico.
Trastorno de ansiedad generalizada Una sensación diaria de mucha preocupación y ansiedad todos los días que dura al menos seis meses.
Trastorno obsesivo compulsivo Pensamientos frecuentes, a menudo perturbadores, que pueden provocar conductas (llamadas compulsiones) que aparentemente no se pueden detener ni controlar.
Trastorno por estrés postraumático Recuerdos vívidos y atemorizantes, así como pesadillas, de un evento traumático.
Fobias Temor extremo a cosas o situaciones que presentan muy poco o ningún peligro real.

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MIEDO A LA MUERTE (necrofobia)

Necrofobia, el miedo a la muerte, es uno de los temores más comunes en el mundo. Este temor grave afecta a miles de personas y puede surgir independientemente de la edad de una persona, la salud o creencias personales. Es un temor que puede tener graves consecuencias sobre la vida de un individuo. Las personas a menudo tienen miedo de todo lo que puede estar vinculado a la muerte, tales como funerales, velorios, hospitales y las películas de terror. En casos extremos, el trastorno de ansiedad deja a la gente congelada por el miedo. A pesar de que este miedo es uno de las más graves, a través del conocimiento y el tratamiento, las personas completamente pueden superar este miedo irracional.La mayoría de la gente puede identificarse con el miedo a la muerte, pero cuando alguien experimenta una fobia, se sufren más intensa y debilitantemente esos sentimientos de miedo, y pueden perturbar la vida del día a día. El miedo a la muerte en sí mismo puede conducir a sentimientos intensos de miedo, paranoia y ataques de pánico severos. Quienes  sufren esta fobia a menudo sienten miedo de las circunstancias en las que han perdido el control.A pesar de que algunos individuos se enfrentan a esta fobia todo el tiempo, a otros, sólo les pasa en lugares o eventos específicos. Para algunas personas, la fobia se puede desarrollar después de un incidente que cambia la vida, como ver a un familiar morir. Necrofobia se caracteriza en general por la sensación de un miedo intenso e irracional de la muerte y todo lo vinculado a la muerte.

El miedo a la muerte rara vez es tan simple como parece. La fobia se puede relacionar con el dolor, el miedo de la enfermedad, miedo a lo desconocido, y otras ansiedades subyacentes que hacen que sean difíciles de superar. Este desafío puede abordarse mediante un tratamiento formulado para trabajar en contra de varias fobias.

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MIEDO A LA OSCURIDAD (nictofobia).

ESe define como un persistente, anormal y injustificado miedo a la oscuridad o a la noche. También se conoce como acluofobia, escotofobia, ligofobia o mictofobia.En el caso del término nictofobia, se refiere principalmente al miedo a la noche. Es común en los niños, un poco más raro en adultos, generalmente es causado por el hecho de que la persona no puede ver en la oscuridad y se le teme a lo que no se puede ver. Y, en lugares mal iluminados, las cosas parecen ser lo que no son. Más allá de que la ciencia afirme que el miedo es irracional, y que aquello a lo que se teme no es real, esto no alivia el pánico.

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l El miedo puede definirse como una emoción inherente a la naturaleza humana. Es un instinto primario y adaptativo que nos protege ante el peligro, produciendo sustancias endógenas que nos permiten enfrentarlo o escapar de él. Muchas veces nos paralizamos, transpiramos y se nos corta la respiración cuando nos enfrentamos a un miedo excesivo. Nuestra forma de vivir se altera, y nuestra facultad de adaptación se reduce, cuando esta amenaza no es real. Podremos enfrentar todo tipo de miedos solo cuando conozcamos sus mecanismos. Nuestro pensamiento determina la reacción ante un estímulo neutro. Un estímulo neutro o una situación neutra podría ser la caída de un objeto en una habitación alejada de la nuestra, cuando estamos a punto de dormirnos. Si pensamos que es el gato el que lo tiró, lo más probable es que nos demos vuelta y sigamos durmiendo como si nada hubiera pasado. Pasa todo lo contrario, si sospechamos que un intruso a ingresado a la casa, a partir de este pensamiento no podremos conciliar el sueño, nuestro ritmo cardíaco aumenta, nos sentiremos paralizado, nuestra boca comienza a secarse, nuestra respiración se dificulta y hasta incluso podemos llegar a sentir un sudor frío que recorre nuestro cuerpo. Es decir, el miedo nos pone en aviso ante determinados peligros, pero también nos paraliza. Existen cinco tipos de miedos que no responden a una situación real, el miedo a la muerte, puede considerarse como una respuesta a nuestro instinto de conservación; el miedo a sentirse débil, parte de una necesidad de relacionarse con los demás, nos hace sentir inseguros y sin el apoyo de los otros; el miedo a la soledad, proviene de nuestro instinto sexual; el miedo a lo desconocido; el miedo a no ser socialmente reconocidos, tiene que ver con una carencia de poder o la imposibilidad de no ser valorados. Además existen tres patologías provenientes del miedo. La ansiedad, se produce por un estímulo confuso, y se manifiesta como un miedo difuso. Esta percepción es confusa que mezcla numerosas sensaciones que anticipan dolor o peligro. También podemos sentir ansiedad cuando nos invaden dudas sobre nosotros mismos o cuando no podemos comprender la realidad. Nos pr

Sufrir un atraco en una calle solitaria o ser víctima de un desastre natural o de un abuso físico puede provocar en algunas personas un miedo tan intenso que son incapaces de superarlo el resto su vida. Desde hace tiempo, los científicos buscan una terapia que ayude a estas personas a superar sus experiencias traumáticas, y

MIEDO A HABLAR EN PÚBLICO

El miedo a hablar en público (MHP) es el temor que aparece ante situaciones en las que la persona se expone ante un público o auditorio mediante una comunicación oral.
Cuando este miedo es exagerado o inhabilitante estamos en presencia de uno de los síntomas más específicos de la Fobia Social.

Varios Estudios del Tratamiento del Miedo de Hablar en Público concuerdan abordar la terapia trabajando principalmente es los siguientes ítems.

La importancia de la Evitación .
Para aprender a nadar hay que zambullirse en el agua.
La Evitación juega un papel importante en el Mantenimiento del Problema. Aprender a afrontar las situaciones que se temen mediante exposición gradual desde las que menos ansiedad provocan, hasta las más temidas, siendo importante la práctica regular.

La Reestructuración Cognitiva y Conductual
La terapia cognitiva propone el cambio de nuestra forma de pensar (la parte cognitiva), ya que “no son las situaciones en sí” lo que desencadenan ansiedad, sino que es nuestra interpretación de los hechos lo que la provoca. Trabaja identificando los pensamientos automáticos negativos y su reemplazo por pensamientos racionales. Aprendiendo a reconocer las falsas creencias y suposiciones infundadas, verlas como tales, y sustituirlas por formas realistas de pensar. Los componentes cognitivos (pensamientos, imagenes, creencias) se consideran esenciales para entender los trastornos psicológicos, y la terapia cognitiva dedica la mayor parte de su esfuerzo en producir cambios en este nivel. Los tratamientos conductuales que se han utilizado para la fobia social son las técnicas de contra condicionamiento, las técnicas de confrontación con el estímulo fóbico, el entrenamiento en habilidades sociales y el entrenamiento en habilidades de exposición.

El Cambio de Foco Atencional
Implica aprender a focalizar la atención en aspectos facilitadotes o neutros de la situación y no en aspectos perturbadores.
Es frecuente que las personas con MHP centren su atención en fuentes de peligro (ejemplo: sudoración, temblor de manos, etc) y como nuestra capacidad de atención es limitada, si prestamos atención a aspectos perturbadores de la situación no podremos atender aspectos relevantes para la tarea.

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TIMIDEZ

La timidez es un problema leve que muchos aprenden a superar de forma natural. Pero cuando termina por envenenarte la existencia y provocarte sufrimiento a nivel físico y emocional, la timidez se convierte en un problema de salud que debes curar antes de que te conduzca a un aislamiento o a una depresión…

Cada uno, en la vida, tiene que afrontar situaciones particularmente intimidantes (aprobar un examen, hablar en público, entablar una conversación con desconocidos…). En general, el tiempo y la experiencia acaban por hacer desaparecer este malestar. Pero cuando se torna crónica y generalizada, la timidez es más difícil de curar.

En general, la timidez se traduce en una actitud temerosa, un malestar excesivo y una falta de seguridad respecto a las relaciones con los demás. Sin embargo, también puede conllevar un comportamiento agresivo que, sencillamente, denota una ausencia de confianza en sí mismo.

Estas manifestaciones son fisiológicas a la vez que psicológicas. La transpiración excesiva, la sensación de asfixia, los rubores o, por el contrario, la palidez del rostro, el tartamudeo, la alteración de la voz hasta convertirla en inaudible o inteligible; la rigidez muscular que acarrea gestos torpes y los temblores son las manifestaciones fisiológicas más comunes en las personas tímidas.

En el ámbito psicológico, la persona tímida se siente paralizada, incapaz de reaccionar mínimamente y focaliza toda su atención en el objeto que teme: el otro. No llega a considerar la relación con el otro a menos que sea bajo la estructura dominante-dominado. Huye del contacto, se desprecia y denigra. En los casos más extremos, se imagina que los demás lo ven como “la voluntad del mal” y cree que no interesa a nadie…

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AGRESIVIDAD.

El tratamiento de la agresividad es necesario cuando la persona pierde el control pero, ¿qué manifestaciones de la ira son más probables y preocupantes?

¿Qué es la ira?

La ira es una emoción, y como tal se dispara de forma automática ante determinadas situaciones, en general frente a situaciones que interfieren con nuestros objetivos. Como toda emoción tiene una función, en este caso preparar al cuerpo para el esfuerzo necesario para vencer el obstáculo que se ha presentado.

La ira puede ser un factor del comportamiento normal puesto en acción ante determinados estados para responder a necesidades vitales que protegen la supervivencia de la persona y de la especie, sin que sea necesaria la destrucción del adversario, sin embargo esta ira o agresividad puede manifestarse de diferentes maneras:

-Gritos.
-Molestar a otros integrantes de la familia.
-Accesos de cólera.
-Dejar de hablarle al otro o los otros.
-Actos de desobediencia ante la autoridad y las normas sociales.
-Amenazas verbales y físicas.
-Daños a cosas materiales.
-Deterioros en la actividad social y académica por episodios de rabias.
-Discusiones con las personas cercanas  o de la familia.
-Forzar situaciones económicas.

¿Son estos episodios preocupantes?

Estaremos ante una agresividad patológica donde este tipo de conductas requeriran de un tratamiento serio y profundo, ya que aunado a los factores de personalidad, se suman las maneras estresantes en que ahora vivimos. Esto hace que la persona pierda el control y con consejos o lecturas no se le puede ayudar mucho. Así que lo mejor es recurrir a un especialista hasta lograr una mejor manera de vivir y convivir con los demás.

                        Tratamiento psicológico de la agresividad.

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