Miedo a no poder escapar.

 

En primer lugar, tenemos la agorafobia.  La agorafobia es el miedo a los espacios abiertos, a las multitudes y a la dificultad para poder escapar de forma inmediata a un lugar seguro.  La persona que padece agorafobia siente que en los espacios abiertos y/o multitudes  “no está seguro”, “que le sobrevendrá una crisis” o que “no podrá recibir ayudar”.  La agorafobia puede ir acompañada del trastorno de angustia o sin él, esta diferencia deberá tenerse en cuenta a la hora del diagnóstico para plantear el plan de tratamiento.  Es la fobia que más interfiere en la vida cotidiana y la más tratada en psicoterapia.

El segundo grupo es el de la fobia social.  La fobia social es el temor intenso y persistente a una o más situaciones sociales o actuaciones en público; por ejemplo: entablar conversación con desconocidos, exponer un trabajo delante de la clase, etc.  El individuo se siente expuesto ante personas que no forman parte de su entorno familiar, o bien siente que será evaluado por los demás.  La exposición a la situaciones sociales provoca gran ansiedad, pudiendo llegar a una crisis de angustia situacional.  La ansiedad anticipatoria ante la posibilidad de que dicha crisis se dé, lleva a las conductas de evitación, y de esta forma interfiere significativamente en la vida cotidiana (laboral, académica o social), produciendo un malestar clínicamente significativo que se refleja en suvinculación con otros trastornos tales como la depresión, los trastornos por angustia, el abuso de tóxicos, etc.  Esta es la segunda fobia más atendida en terapia.

Tratamiento de la ansiedad:

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