El confinamiento al que nos tuvimos que someter el pasado mes de marzo marcó un antes y un después en la forma que tenía la mayoría de vivir las relaciones sociales, sobre todo de pareja. No todos han sido capaces de superar esa convivencia 24 horas al día, siete días a la semana; tampoco tras el anuncio de la ‘nueva normalidad’. Estar encerrados y sin socializarnos, vivir con las costumbres de tu pareja, cuyas manías se magnifican al tener que compartir espacio, el estrés y la crisis económica que estamos viviendo en este momento solo ha hecho que vayamos de mal en peor. Lo curioso es que son las parejas más jóvenes las que están notando cómo la pandemia está acabando con sus relaciones, por lo que cada vez son más los especialistas que están viendo cómo son los más jóvenes los que están solicitando terapias de pareja.
“Las parejas empiezan una terapia por motivos diversos y exclusivos de cada relación, pero sí se observan una serie de dificultades que se repiten los más jóvenes”, “Una de ellas es la falta de confianza y la segunda, los conflictos en los que se cruza la ‘línea del respeto’. Ambos problemas pueden darse a la vez, o uno como consecuencia del otro. Sin embargo, los dos reflejan una misma realidad: la desconfianza, bien causada por un motivo externo o inseguridades propias, que bien se podrían haber incrementado durante este año tan convulso.
“Hay parejas que han visto acelerados procesos en la relación o han tenido que tomar decisiones importantes a raíz de la pandemia, lo cual ha podido tener un resultado positivo o negativo en ellos”. “Por otro lado, en muchas parejas ha provocado numerosos conflictos derivados de pasar más tiempo juntos, de la incertidumbre y el estrés generados por la situación y del no tener espacios individuales ni tantas vías de escape. Puede que en algunos casos estos conflictos fuesen previos y hayan salido a la luz o se hayan agravado a raíz del confinamiento. Algunos de los más habituales son: problemas de comunicación, escasa tolerancia ante los defectos del otro y la gestión de conflictos”.
Aún así, no todo es malo: no podemos ignorar el número de parejas que han salido fortalecidas con la crisis, que las hay.
“Hay relaciones que han salido fortalecidas y se han redescubierto gracias a esta crisis. No hay que olvidar que las crisis son oportunidades también para las relaciones de pareja”, insiste Fernández-Velilla Lapuerta.
La convivencia es dura, y más cuando compartimos un espacio durante todos los días, limitados por la salida al exterior. El confinamiento ha supuesto una auténtica prueba de fuego para muchas parejas, que han visto cómo sus parejas les ofrecían una nueva faceta desconocida para ellos. La comunicación es pieza clave para superar esta prueba de fuego, pero no todos han echado mano de esa herramienta, provocando rupturas. Fuente: lavanguardia.com
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