TERAPIA DE GRUPO PARA LA ANSIEDAD EN VALENCIA: ENERO 2017

CONVOCATORIA PARA LA FORMACION DE UN GRUPO DE TERAPIA PARA AFRONTAR LA ANSIEDAD EN VALENCIA. ENERO 2017.

Formación de un grupo de terapia en Valencia dirigido a personas que tengan problemas relacionados con la ansiedad y quieran mejorar compartiendo experiencias y estrategias de afrontamiento. La sesión de terapia de grupo es una tarea en colaboración, en la que el terapeuta asume la responsabilidad clínica del grupo y sus miembros. Dentro de la reunión, los miembros se ocupan de expresar de la manera más libre y honesta posible sus problemas, sentimientos, ideas y reacciones. Esta exploración da a los miembros del grupo la materia prima para comprenderse y ayudarse. Los miembros no sólo aprenden de sí mismos y sus propios problemas, sino que actúan también como “ayudantes terapéuticos” de los demás.

Además, la participación en el grupo de terapia y al margen del tratamiento grupal de los problemas de ansiedad promueve el crecimiento personal y el autoconocimiento a través de la experiencia y relación con los demás lo que redunda a su vez en un incremento en la autoestima.

Horario: por la tarde (de 20 a 21,30 horas).

Duración de las sesiones: hora y media.

Fecha de inicio: enero de 2017.

Máximo de participantes: 10 personas por sesión.

Frecuencia: semanal.

Precio: 25 euros por sesión.

 

Para más información y/ o solicitar la inscripción:

– Enviar e-mail: javier@psicologo-valencia.es

– Llamando al teléfono: 600440004 (Javier). / www.psicologo-valencia.es

DEPRESION PRIMAVERAL

En esta época del año, es habitual sentirse más cansados de lo habitual. La llegada del buen tiempo puede aminorar nuestras energías, dejándonos algo más bajos de ánimo. Aunque, con la llegada del buen tiempo son muchas -cada vez más- las personas que experimentan un estado de ánimo bajo que puede desembocar en una depresión. Superarlo no es difícil.La depresión primaveral supone una bajada del estado de ánimo temporal cuyos síntomas son el cansancio o la fatiga continua y una intensa apatía: la persona afectada no tiene ninguna gana de realizar actividades, ni siquiera aquellas más cotidianas como dar un paseo, ver a los amigos, salir de compras… Esta disminución de la actividad general provoca una alteración significativa del estado de ánimo.Entre las causas de este trastorno, que la mayoría de las veces es de carácter leve y pasajero, se encuentra la repercusión que las variaciones climáticas y horarias tienen a nivel cerebral: mientras algunas personas asimilan estos cambios con facilidad y rapidez, otras sufren un proceso de adaptación más lento, que puede convertirse en un estado depresivo. Otros factores que pueden desencadenar esta situación son: el estrés, padecer un problema emocional o psicológico previo, un desequilibrio hormonal o una dieta deficitaria.  Algunos consejos para superarla serían:

Vigila la alimentación.Ahora, más que nunca, hay que aumentar el consumo de alimentos ricos en vitaminas (como frutas y verduras), proteínas (carne, pescado, lácteos y huevos) y, sobre todo, hidratos de carbono (pan, pasta y arroz, preferentemente integrales).

Controla el estrés.El exceso de responsabilidades puede mermar tu capacidad de disfrutar de la vida y dejarte apático/a y excesivamente cansado/a. Evítalo organizándote mejor las tareas y disfrutando más del tiempo libre.

Haz ejercicio.Si practicas cualquier tipo de deporte con regularidad, tu organismo segregará endorfinas, unas hormonas que te harán sentir más alegre y pletórico/a de energía.

.Se ordenado/a. El estrés y el desorden suelen ir de la mano y, además, en lo que respecta al estado anímico, es la pescadilla que se muerde la cola: el desorden crea incomodidad e infelicidad, ya que es muy frustrante no encontrar lo que se busca, además de consumir tiempo, producir un estrés suplementario y tener un coste emocional (representa un obstáculo para enfrentarse a las exigencias de cada día). No hay que olvidarse del orden mental: no pocas veces el pasar inconscientemente de una actividad a otra bajo un ritmo frenético y sin tener clara la meta final nos deja literalmente agotados, de ahí que sea recomendable echar el freno y dedicar todos los días un rato a organizarse y reflexionar sobre el desarrollo de nuestra actividad diaria.                  

Tratamiento de la depresión primaveral:      

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INTERNET

La palabra adicción siempre se asocia a sustancias físicas y tangibles como puedan ser las drogas del tipo que sea y el alcohol que poseen además un componente de tipo químico. Es por ello que resulta complicado entender que determinado tipo de uso de internet pueda considerarse una adicción y por tanto diagnosticarse y tratarse como tal. Pero desde hace ya más de una década algunos autores investigadores de prestigio en el ámbito de la psicología se aproximan al término “adicción a internet”. Así por ejemplo, Goldberg en 1995 habla de “desorden de adicción a internet” y Young y Rodgers en 1998 describen el “uso patológico de internet”. No obstante y a fecha de hoy la mayoría de los expertos aún no se han puesto de acuerdo con lo que significa definitivamente el ser un “adicto” a internet, aunque sí hay muchas coincidencias en que las personas “adictas” poseen una serie de características comunes. Básicamente estas características (que podemos denominar también síntomas, en tanto en cuanto muestran una tendencia de conducta que se aleja en determinado grado de la observada como habitual) son: 1- largos períodos de acceso a internet y aumento progresivo de su frecuencia: las horas de conexión se van incrementando hasta alcanzar un nivel medio por encima de las 10 horas diarias, 2- se muestran conductas, pensamientos o deseos tendentes a controlar el tiempo de conexión desarrollando determinados intentos que suelen fracasar sistemáticamente y este fracaso produce frustración y pensamientos de tipo negativo, 3- se reduce significativamente el tiempo dedicado a actividades de tipo social, laboral o de ocio, produciéndose un aislamiento social (fuera del ámbito de la red) y problemas laborales y/o académicos (en la población más joven), aparecen problemas con la pareja y los hijos y un abandono de la relación con determinadas personas significativas (p.ej.: amigos), 4- se detectan problemas de falta de sueño que inciden negativamente sobre el rendimiento, una mala o deficiente alimentación que comporta un incremento o decremento en el peso e incluso cierto abandono de la higiene personal, 5- se pueden observar movimientos de tipo compulsivo tales como: movimientos repetitivos de los dedos simulando el tecleo y/o movimientos también repetitivos de la mano simulando el movimiento del ratón y 6- ansiedad, fantasías o sueños en relación con la red y pensamientos obsesivos sobre lo que está pasando en internet (Young, 1996).   

              Por otra parte y para entender mejor los síntomas que muestra una persona “adicta” a internet  debemos analizar los refuerzos y mecanismos psicológicos  que nos pueden llevar a la formación del hábito. A saber:  aplicaciones de la red que pueden tener (o tienen para determinadas personas) un componente adictivo tales como los CHATS que permiten al usuario interaccionar a tiempo real con otros. Parece ser que los usuarios no dependientes de la red usan internet para buscar información (con determinada finalidad) y mantener relaciones personales preexistentes (con personas que ya conocían) y los usuarios dependientes la usarían para socializarse (a través de chats en los que se encuentra gente “afín”), conocer nueva gente e implicarse en un grupo (normalmente con el que se produce mayor identificación). De acuerdo con lo comentado tendríamos tres áreas de reforzamiento: apoyo social, realización sexual (al poder encontrar personas que buscan sexo) y creación de un personaje (a través del anonimato que confiere la red). Para Greenfield (1999), las cualidades de Internet que parecen contribuir al potencial de la adicción están también relacionadas con la velocidad, accesibilidad e intensidad de la información a la que se tiene acceso, del mismo modo que la rapidez de absorción de una droga es directamente proporcional al potencial adictivo de la droga. De esta forma, los “adictos” a Internet podrían ser objeto de una serie de sentimientos que crearían y potenciarían esta adicción: • Los adictos informan de una intensa intimidad cuando están conectados.• Existe un sentimiento de desinhibición.• Muchos adictos informan también de una pérdida de ataduras.• Sentimientos de que el tiempo se detiene o que pasa muy rápido.• Sentirse fuera de control cuando se está conectado.   

                        Una vez se han reconocido y comprobado en una persona los síntomas (características) que nos demuestran que desarrolla una conducta de tipo adictivo con respecto a internet (esto es, la hemos diagnosticado como tal) se deben establecer los mecanismos para su tratamiento y evitación de posteriores recaídas. Los expertos coinciden en que el proceso de curación de una adicción a las nuevas tecnologías se puede asimilar al de otro tipo de adicciones, con la excepción de que en este caso no cabe una desintoxicación física, lo que en cierta medida simplifica el problema. Para ello es importante que el individuo vaya sustituyendo y reconstruyendo hábitos que existían antes de comenzar su adicción. En concreto se demuestra como particularmente eficaz la siguiente secuencia de intervención: 1- control de los estímulos vinculados a la adicción: se trata de limitar el tiempo de conexión a no más de dos horas diarias (al margen de las obligaciones impuestas por el trabajo) y atender el correo una vez al día marcando para ello una hora concreta, de conectarse siempre acompañado por una persona de confianza que conozca el problema y sin quitar horas de sueño; 2- romper los hábitos de conexión y sustituirlos por otras actividades que puedan suplantar el “vacío” o estrés que puede suponer el no estar conectado: se trata de realizar actividades como quedar con amistades, ayudar a los hijos, realizar tareas gratificantes como determinados “hobbyes” (jardinería, colecciones….), leer, etc. y realizarlas en tiempo anteriormente utilizado para estar conectado; 3- prevención de recaídas: cuyo objetivo ha de ser enseñar a la persona a usar internet de forma controlada identificando las situaciones de alto riesgo (por ejemplo: quedarse solo en casa con mucho tiempo libre por delante), respuestas de enfrentamiento ante situaciones problema (por ejemplo: ante la posibilidad de conexión no estipulada, llamar a un amigo y salir de casa para ir a verle) y cambio de expectativas acerca del grado de satisfacción que produce la conexión. Además de la intervención en las conductas relacionadas directamente con el uso de internet se utilizan también técnicas de tratamiento psicológico de tipo cognitivo-conductual como son : la exposición en vivo con prevención de respuestas: sobre todo en aquellos casos en los que se pretenda una abstinencia prolongada y siempre en las primeras intervenciones terapéuticas. Dependiendo del caso, los sujetos deben exponerse ante el ordenador (apagado o usado por otras personas) sin poder utilizarlo por el tiempo que se considere necesario; el uso de estrategias de resolución de problemas: como medio eficaz para tomar decisiones de cara al afrontamiento de los problemas; el entrenamiento en habilidades sociales: en aquellos casos donde se detecte un déficit de habilidades y que suele darse entre usuarios  “adictos”  a los IRC (Internet Relay Chats) y/o los programas para charlas virtuales y la  reestructuración cognitiva para eliminar y/o reconducir todas las creencias irracionales y no adaptativas relevantes en el trastorno.

 

                        Para concluir comentar que aunque la “adicción” a internet no está todavía considerada como una categoría diagnóstica, el uso problemático de la red necesita de una mayor atención porque –como parece demostrado- interfiere de forma negativa y causa problemas en la vida cotidiana de determinadas personas, por lo que debemos investigar aún más en profundidad cuáles son estos problemas, cómo y en qué medida afectan a las personas y cuáles son los más eficientes y adecuados tratamientos.

                             Tratamiento de la adicción a internet:

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PARA LA DEPRESION

Información para pacientes sobre la Depresión

¿Qué es la depresión?

La depresión es una enfermedad que altera de forma intensa los sentimientos y los pensamientos.  La forma más frecuente de manifestarse es como tristeza, decaimiento, sensación de ser incapaz de afrontar las actividades y retos diarios, y la perdida de interés en actividades que previamente resultaban placenteras.

 

¿Cuáles son sus síntomas?

El síntoma más característico es la tristeza. A lo largo de la vida podemos experimentar tristeza o desgana, especialmente cuando sufrimos una pérdida importante. Sin embargo, la tristeza y la desgana en la depresión son inapropiadas o excesivamente intensas y prolongadas.

El llanto no suele aliviar la tristeza en una persona deprimida, y en ocasiones le es imposible llorar, por estar el paciente vacío de emociones. Otros síntomas que pueden aparecer son:

  • Pérdida de energía con sensación de agotamiento incluso tras el descanso.
  • Enlentecimiento mental y dificultad para prestar atención, con falta de memoria. En los ancianos, puede provocar un estado de confusión llegando a aparentar una demencia.
  • Ansiedad con irritabilidad o agitación.
  • Cambios en el sueño con somnolencia, o más frecuentemente, insomnio.
  • Disminución de peso por pérdida de apetito, o aumento del mismo por sensación de vacío causada por la ansiedad.
  • Con frecuencia, las personas con depresión se quejan de síntomas como dolor de cabeza o de otras zonas, problemas digestivos o sexuales. Es muy frecuente la inapetencia sexual, que puede dificultar las relaciones de pareja.

Todos estos síntomas causan sentimientos de inutilidad y culpa. El paciente, que no comprende lo que le pasa, se siente responsable de lo que le ocurre. La vida pasa a verse como desagradable, vacía y carente de interés. Muchos pacientes ven la muerte como un alivio de su sufrimiento y piensan con frecuencia en ella y, en algunos casos, en el suicidio. Estas ideas no son propias de la forma de pensar del paciente, sino que se deben al trastorno que produce la depresión y desaparecen cuando el tratamiento funciona. Por ello, no se deben tomar decisiones importantes mientras no mejore la depresión.

Los síntomas pueden ser más difíciles de identificar en los casos de depresiones en niños y en ancianos. En el primer caso, debe de prestarse especial atención al cambio de carácter del niño, alteraciones del sueño, bajo rendimiento escolar, o rechazo para participar en actividades que le resultaban atractivas.

En los ancianos, debe de tenerse especial cuidado en valorar la posibilidad de que un componente depresivo esté precipitando o confundiéndose con los síntomas de demencia senil o Alzheimer, en cuyo caso, el tratamiento adecuado de la depresión, puede mejorar notablemente su situación.

¿Cuál es la causa la depresión?
En muchos casos, no se encuentra una causa para la depresión, y aparece por una alteración del funcionamiento del cerebro. Los factores que pueden favorecer o precipitar la aparición de una depresión son:
  • Antecedentes familiares: En algunas personas puede haber una predisposición genética, existiendo antecedentes familiares que aumentan la probabilidad de padecerla.
  • Las mujeres sufren con mayor frecuencia depresiones que los hombres.
  • En algunos casos, es desencadenada por situaciones personales, cambios o circunstancias estresantes en el trabajo (paro, cambio de trabajo, pérdida de trabajo…), divorcio, jubilación,  por la pérdida de un ser querido o de bienes, o con cambios repentinos de formas de vida (pérdidas económicas, pobreza…).
  • Algunas mujeres la presentan tras el parto por cambios hormonales. Es la denominada depresión posparto.
  • A veces una enfermedad física (cáncer, diabetes, enfermedades cardiacas, Parkinson, trastornos de la alimentación, trombosis, Alzheimer…) o la toma de ciertos medicamentos, hacen que aparezca.
  • El consumo de alcohol y de drogas favorece la aparición de depresiones.
  • Existen algunas personas que presentan síntomas de depresión, de forma recurrente en las mismas épocas todos los años, especialmente en zonas con gran diferencia de luz entre verano e invierno.
¿Cómo se trata?

Actualmente disponemos de medicamentos muy eficaces. Los tratamientos actúan regulando las substancias alteradas en el funcionamiento del cerebro, y por tanto, corrigiendo el problema en su origen. Estos medicamentos, llamados antidepresivos, no cambian el modo de ser de la persona, sino que permiten que vuelva a ser como era antes de padecer la enfermedad. No impiden a la persona sentir emociones y no producen dependencia.

Muchos de ellos tienen muy pocos efectos secundarios y son muy seguros, pudiendo tomarse incluso de forma permanente en los casos que es necesario. Al disponer de muchos tipos, es preciso elegir el más útil en función de los síntomas de cada persona y la dosis más idónea.

La mejoría tarda en aparecer por lo menos tres semanas y, durante este tiempo, es cuando pueden producir molestias como sequedad de boca, dolor de cabeza o malestar de estómago. Estos síntomas no suelen tener gravedad y ceden al continuar con el tratamiento.

Suelen ser eficaces en casi 3 de cada 4 pacientes y, si no funciona el primero, otro diferente puede conseguir la mejoría. Pero para ello, es imprescindible tomar la medicación como fue prescrita. La causa más frecuente de fallo es la toma irregular del tratamiento. Tomar largo tiempo una medicina sabemos que es difícil, y en la depresión, la duración del tratamiento debe ser superior a seis meses, pero es esencial para conseguir una recuperación plena y evitar recaídas.

En ocasiones, se asocian otros medicamentos al principio para tratar síntomas como la ansiedad o el insomnio.

¿Durante cuánto tiempo debe de mantenerse el tratamiento?
La duración del tratamiento antidepresivo depende de la depresión, pero en general debe de ser superior a seis meses, manteniéndolo hasta que el médico tiene ciertas garantías de que no reaparecerá al suspenderla.
Otras recomendaciones para afrontar la depresión

La psicoterapia puede ser de gran ayuda, sobre todo cuando la depresión se desencadenó por una causa concreta, y como ayuda en la recuperación.

Una relación de confianza entre el paciente y su médico es esencial.

Para la familia puede resultar difícil comprender que lo que le ocurre al paciente es una enfermedad, y que es la causante de su incapacidad para disfrutar de actividades que antes le resultaban placenteras, y ahora le resultan desagradables. Es perjudicial forzarle para que las realice antes de que por su mejoría, se sienta capaz.

No se debe de beber bebidas alcohólicas (incluida cerveza y vino) mientras se toma medicación antidepresiva, porque el alcohol puede tener un efecto negativo en el organismo.

Es recomendable hacer ejercicio físico, mejora el estado del paciente, especialmente si se realiza en compañía, bien haciendo deporte 3-4 veces a la semana (bicicleta, fútbol, tenis, natación…), bien paseando a ritmo de marcha.

                   Tratamiento para la depresión:

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TERAPIA VALENCIA

 Terapia es la parte de la medicina que se ocupa del tratamiento de las enfermedades. Ahora bien, esa es la definición más general del concepto y existen distintos tipos de terapias, como tantas afecciones o enfermedades hay.

La psicoterapia es el tratamiento que tiene como objetivo el cambio de pensamientos, sentimientos y conductas.

Se lleva a cabo entre un profesional con la formación y las habilidades necesarias para facilitar el cambio psicológico, y el paciente/cliente que requiere la ayuda para aliviar los síntomas que le producen un grado de sufrimiento importante.

La persona que llega a terapia, cualquiera  que  sea  la naturaleza de sus síntomas psicológicos, se encuentra en un estado de desmoralización que puede ser caracterizado por: pérdida de  la autoestima, sentimientos de incompetencia,  desvalimiento y desesperanza. Esa sensación  de  incompetencia subjetiva deja al individuo incapaz para afrontar las demandas del medio ambiente y con frecuencia le lleva a confundir el significado de los síntomas, a exagerar su severidad, a temer volverse loco, etc.

Los síntomas de los que se quejan las personas que solicitan psicoterapia son variados, afectan a la experiencia personal, la relación con los demás o dificultan de forma significativa sus actividades cotidianas. El malestar con frecuencia se manifiesta a través de ansiedad, depresión, estrés, conflictos con la pareja, dificultades en las relaciones sexuales, etc. o dan lugar a ciertos comportamientos que interfieren la vida de una persona en distintas áreas, como por ejemplo las adicciones (alcohol, drogas, etc.) los referidos a la alimentación (anorexia nerviosa, bulimia, etc.). Resumiendo, las circunstancias que llevan a una persona a solicitar ayuda profesional son diversas y complejas.

La psicoterapia propicia cambios congruentes con los objetivos que desea alcanzar el cliente. Proporciona orden al caos facilitando la comprensión de ideas y acciones que habían sido confusas. Conduce a cierto alivio al capacitar a la persona para afrontar ansiedades y tensiones que habían sido evitadas. Conduce a nuevas oportunidades para aprender modos diferentes de pensar, sentir y actuar. En definitiva, provoca que la sensación de malestar progresivamente vaya dejando paso a la de dominio y control personal.

                       Terapia psicológica:

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TERAPIA DE GRUPO VALENCIA

TERAPIA DE GRUPO PARA AFRONTAR Y SUPERARA LA ANSIEDAD.

Formación de un grupo de terapia en Valencia dirigido a personas que tengan problemas relacionados con la ansiedad y quieran mejorar compartiendo experiencias y estrategias de afrontamiento. La sesión de terapia de grupo es una tarea en colaboración, en la que el terapeuta asume la responsabilidad clínica del grupo y sus miembros. Dentro de la reunión, los miembros se ocupan de expresar de la manera más libre y honesta posible sus problemas, sentimientos, ideas y reacciones. Esta exploración da a los miembros del grupo la materia prima para comprenderse y ayudarse. Los miembros no sólo aprenden de sí mismos y sus propios problemas, sino que actúan también como “ayudantes terapéuticos” de los demás.

Además, la participación en el grupo de terapia y al margen del tratamiento grupal de los problemas de ansiedad promueve el crecimiento personal y el autoconocimiento a través de la experiencia y relación con los demás lo que redunda a su vez en un incremento en la autoestima.

Días: viernes por la tarde (de 20 a 21,30 horas).

Duración de las sesiones: hora y media.

Fecha de inicio: viernes 29 de marzo de 2013.

Máximo de participantes: 10 personas por sesión.

Frecuencia: semanal.

Precio: 25 euros por sesión (100 euros mensuales).

Lugar: zona botánico-Quart.

Para más información y/ o solicitar la inscripción:

– Enviar e-mail: javier@psicologo-valencia.es

– Llamando al teléfono: 600440004 (Javier). / www.psicologo-valencia.es

AUTOESTIMA

Definición

La autoestima es la valoración personal en los diferentes ámbitos de relación social y personal. La apreciación y la autovaloración de cualidades y aptitudes dan como resultado un valor positivo o negativo, una imagen de uno mismo positiva o negativa según la autoevaluación que hace uno mismo de sí mismo y en comparación a ideales que valora de forma positiva.

La autoestima es el resultado de la auto-valoración que un sujeto realiza sobre sí mismo en diferentes ámbitos y en diferentes habilidades.

La percepción de uno mismo se compara con una serie de cualidades que son consideradas positivas, estas cualidades forman el ideal de como nos gustaría ser, si la comparación entre el ideal y la imagen que se tiene de sí mismo es congruente el resultado de la evaluación personal es positivo, la autoestima es positiva o lo que es lo mismo nos apreciamos como personas, apreciamos nuestra manera de ser.

Si existe diferencia significativa entre el ideal, lo que nos gustaría ser, y lo que somos la valoración personal de uno mismo es negativa, la autoestima es baja o negativa.

 

Concepto de autoestima

Autoestima es un constructo complejo que indica el valor social-emocional y afectivo que uno se da a sí mismo en diferentes aspectos vitales de las relaciones personales e individuales. El aprecio o desprecio,  que se adjudica en aspectos importantes de la vida y de sus aptitudes.

La autoestima puede percibirse de forma positiva, una imagen positiva de uno mismo, o de forma negativa, una imagen negativa de uno mismo. En general se considera que la autoestima puede valorarse como: alta, normal o baja.

La autoestima alta y normal produce sentimientos positivos y de confianza en uno mismo, de estar orgulloso con uno mismo.

Una autoestima baja produce sentimientos de insatisfacción, actitudes negativas sobre las aptitudes que uno tiene y falta de confianza en sí mismo.

En definitiva, la autoestima es el valor que nos damos como personas y es el resultado de las valoraciones que realizamos sobre nuestras habilidades y cualidades.

Las autovaloraciones son producto de nuestra propia evaluación que a su vez pueden estar mediatizadas por las diferentes percepciones de otras personas sobre nuestras características y habilidades, el valor que otras personas significativas nos dan y como nos perciben forma parte de la autovaloración que se suele realizar, las percepciones y expectativas de los demás influyen sobre nuestras autovaloraciones, especialmente durante la infancia y adolescencia.

Tratamiento psicológico de la baja autoestima:

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