Las alteraciones biológicas que produce un cambio de horario no llegan a incidir significativamente en las estadísticas ni constituyen enfermedades, no obstante pueden afectar la salud de adultos y niños, al producir alteraciones del sueño, irritación y distimia (un tipo de trastorno afectivo o del estado de ánimo).
Estas alteraciones dependen de los órganos y sistemas que estén más activos en el proceso de adaptación.
En el sistema nervioso central, puede presentarse somnolencia, irritabilidad, dificultades en la atención, la concentración y la memoria.
Malestar general Fatiga, baja en el rendimiento o menor productividad
Cambios en el estado de ánimo, depresión.
Trastornos digestivos, aumento de secreción del jugo gástrico, disminución diurna y aumento nocturno del apetito.
Aumento de molestias psicosomáticas
Los cambios de hora afectan especialmente a quienes poseen una estructura poco flexible en lo biológico y en lo psicoemocional, y también a quienes están sujetos a realizar actividades en horarios rígidos.
Los expertos señalan que el cambio de hora modifica el ciclo de la vigilia y también lo hace el sistema hormonal. Es debido a que el ritmo circadiano cambia, que se producen ciertos trastornos de tipo transitorio que pueden provocar algunos accidentes.
A los adultos les toma alrededor de 3 días adaptarse a estos cambios de hora, tiempo en el que existe una mayor predisposición a cometer errores, según explican los expertos.
Los niños suelen adaptarse con mayor facilidad al cambio de horario, aunque pueden manifestar mayor irritabilidad y presentar más somnolencia los primeros días.
Por su parte las personas enfermas o que padecen algún tipo de trastorno como insomnio, alteraciones del ritmo circadiano o del nivel hormonal, debido por ejemplo al tratamiento con corticoides, pueden sufrir mareos y alteraciones del estado de ánimo que pueden durar hasta una semana, puesto que el sistema hormonal no se ha adaptado aún.
Los expertos aconsejan iniciar cambios progresivos una semana antes del cambio del horario, para evitar o disminuir las consecuencias que éste pueda tener. Por ejemplo se recomienda adelantar todas las actividades diez minutos cada día, como el tiempo que se dedica a la comida, al paseo, etc., para readaptar así al organismo poco a poco.
Por su parte para quienes viajan grandes distancias a través de varias regiones horarias, hacer ejercicio intenso temprano en la mañana el primer día luego de un desfase horario, puede acelerar la adaptación al nuevo horario, incluso mejor que los tratamientos de luz o de melatonina (wikipedia).
Psicoterapia breve para amainar las consecuencias del cambio de hora:
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