ADICCION AL JUEGO (consecuencias de la ludopatía)

                                               CONSECUENCIAS DEL JUEGO PATOLÓGICO.

              En el presente artículo se van a describir de forma concisa las consecuencias que tiene el juego patológico (adicción al juego) para la persona que lo padece en la fase denominada de “desesperación” (una vez atravesadas las fases de “ganancia” –fase en la que la expectativa de ganancia es alta, bajo una “mínima” inversión de dinero y la fase de “pérdida”-fase en la que se invierte cada vez más cantidad de dinero para ganar o recuperar lo perdido-). En esta fase de “desesperación” se invierte cada vez más cantidad de dinero y aumentan los problemas económicos, de endeudamiento, los problemas personales, problemas familiares y de relación social.

Area personal.

La persona empieza a sentirse muy mal por todo el dinero malgastado, intenta ocultar el problema y se aísla de los demás. Se siente incapaz de recuperar la vida que llevaba anteriormente. Es habitual que se sienta ansioso, deprimido y con un pobre concepto de sí mismo lo que le lleva “paradójicamente” a seguir jugando.  

Area económica.

Las deudas se van acumulando progresivamente, con los amigos, con familiares de “confianza”, con terceras personas (conocidas o referenciadas por conocidos), con prestamistas, usureros, con préstamos bancarios, pudiendo llegar a situaciones bastante graves e incluso situaciones que pueden implicar un peligro “físico” para la persona.

Area laboral.

Comienzan los problemas laborales: retrasos por tener que estar jugando o desarrollando actividades relacionadas con la conducta de juego (por ejemplo, buscando recursos para seguir jugando), bajo rendimiento por falta de concentración, la falta de motivación, el absentismo y con bastante frecuencia se  pasa por situaciones disciplinarias hasta incluso llegar a  producirse el despido (teniendo en cuenta que de forma procedente).

Area familiar.

Es posible que al principio la familia intente ayudar a la persona con problemas de juego patológico, pero si ésta sigue negando el problema es probable que cejen en sus intentos y los conflictos y discusiones aumenten. Se dan con frecuencia las separaciones y los divorcios amén de rupturas familiares (con padres y hermanos).  – Area social.

Se van perdiendo  las amistades a las que se ha acudido para conseguir dinero y a las cuales ya no se les puede devolver (estas amistades acaban teniendo la sensación de engaño y presionan o acaban evitando a la persona). El ludópata se siente cada vez más aislado, solo, triste y deprimido.

– Area legal.

No es raro que estas personas bajo la “desesperación” cometan hurtos, robos, falsificación de cheques u otras conductas delictivas que no hacen más que complicar su ya delicada situación y acarrean consecuencias legales que además tiene consecuencias directas también en su entorno familiar, social y laboral.

                                      Javier Brotons. Psicólogo Col.CV03246.

                              Tel: 600 44 00 04. / Javier@psicologo-valencia.es

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                                        Tratamiento de la adicción al juego.

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TERAPIA DE GRUPO LUDOPATIA (adicción al juego) VALENCIA

TERAPIA DE GRUPO PARA AFRONTAR LA LUDOPATÍA EN VALENCIA.

                      -Inicio: finales de marzo de 2013.

                     – Días: viernes por la tarde.

                     – Duración de las sesiones: hora y media.

                     – Horario: de 5,30 a 7 p.m.

                     – Máximo de participantes: 10 personas por sesión.

                     – Frecuencia: semanal.

                     – Precio: 25 euros.

                     – Lugar: barrio del Carmen en Valencia.

                               Para más información o solicitar la inscripción:

                                         – Enviar e-mail:  javier@psicologo-valencia.es

                                         – Llamando al teléfono: 600440004 (Javier).

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ADICCION AL MOVIL

Tras la reciente expansión indiscriminada del teléfono móvil y coincidiendo con su generalización por parte de la población general, se ha observado que ciertas personas adoptan determinadas conductas de uso compulsivo, que consisten en pasar todo le día conectados al móvil, llamando a amigos, conocidos, clientes y socios empresariales. Aunque la justificación más común es la de permanecer en contacto con ellos por motivos recreativos o laborales, se ha observado en algunos de éstos usuarios abusivos, la posible existencia de conflictos subyacentes como el temor a estar solos, la necesidad de satisfacer dependencias inconscientes o enmendar deseos hostiles hacia un ser querido ( Kaplan H & Sadock B, 2008). A pesar de que la adicción al móvil aún no está contemplada en los manuales actuales (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales o DSM–IV), el cuadro ya ha sido incorporado de forma oficial como una forma de adicción no química, en la reedición actualizada de algunos tratados profesionales de psicopatología (J.Vallejo Ruiloba, C.Leal Cercós, (2004). En éste caso, la adicción al teléfono ha sido descrita como un “hablar sin objetivo”,  realizada como una necesidad interna irresistible, ejercida sin una verdadera obligación comunicacional a pesar del gasto desmedido que representa para la economía. Su incidencia es mayor en el sexo femenino y aparece en personas con sentimientos de vacío o desatención con intenso aislamiento social. Se ha señalado también, que la privación del teléfono es capaz de desencadenar un verdadero síndrome de abstinencia (ansiedad, inquietud, irritabilidad) que suele desaparecer tras la recuperación del acceso al teléfono. Una subvariante de la adicción telefónica, es aquella que afecta a ciertos varones jóvenes trabajadores de nivel sociocultural medio-alto. En éste caso, la adicción al móvil coincide con la aparición de las misma sintomatología de abstinencia, pero suele asociarse a otras conductas compulsivas como la adicción al trabajo.

            Tratamiento psicológico de la adicción al móvil:

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NOMOFOBIA

Ya hay estudios que plantean esta nueva enfermedad, como el desarrollado recientemente en Reino Unido en el que se apunta que 13 millones de personas de la isla sufren de nomofobia, “no móvil fobia”, o la fobia o miedo a estar sin móvil.

La principale razón que alegan es el estar en permanente contacto con los amigos o la familia. Más del 50% de los encuestados confiesan que nunca apagan el móvil. Un 10% dice que es por el trabajo…

Los expertos argumentan que la nomofobia afecta al 53% de los usuarios de teléfonos móviles. De entre las mujeres, un 48% experimenta ansiedad cuando les queda poca batería, cobertura o crédito (si es de prepago), mientras que este sentimiento se da en el 58% de los varones encuestados. 

                             Tratamiento psicológico para la nomofobia:

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ADICCION AL TRABAJO

NEUROCIENCIA | Adictos al trabajo

¿Por qué no puedo desconectar en vacaciones?

Marta Mora | Madrid

Mientras la mayoría se desespera por los pocos días que le quedan para la vuelta al trabajo después de las vacaciones estivales, un 10% de la población activa desea que nunca llegue ese tiempo de ocio, pues se considera incapaz de desconectar, aunque sólo sea por unos días. Estas personas se sienten fuera de lugar porque necesitan seguir trabajando. Por ello, procuran mantenerse conectadas aunque sea ‘a hurtadillas’.

Una de las características de estos adictos al trabajo es que “sufren una ‘disonancia cognitiva’ [cuando se mantienen dos pensamientos que están en conflicto] provocada por el estrés de no estar trabajando y ser conscientes de la necesidad de desconectar y descansar”, resalta Javier Brotons, psicólogo terapeuta especializado en este tipo de patologías y profesor de la Universidad Jaume I de Castellón. Se sienten incapaces de sustituir sus quehaceres profesionales por otras actividades. Esto se debe a que viven el trabajo como la única forma de valorarse a sí mismos.

Por ello, “las vacaciones suponen una pérdida de identidad. El trabajo les activa y al desconectar sufren un bajón, que viven como un malestar”, explica Isabel Aranda, doctora en Psicología y Coach Ejecutivo. “Surge como resultado del estatus social que proporciona el trabajo y del que se ve despojado durante las vacaciones de verano”, añade Antonio Bulbena, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Hombre de mediana edad y controlador

El perfil sociodemográfico de quienes padecen este tipo de patologías corresponde al de un “hombre, a partir de los 35 o 40 años y hasta los 50 o 55 con un nivel cultural medio o medio alto y a los que se les han inculcado valores como el esfuerzo, el compromiso, la responsabilidad, la eficacia, realizar lo correcto, el perfeccionismo y no perder el tiempo”, explica el profesor de la Universidad Jaume I.

Brotons añade que hay “una relación directa entre un trabajo absorbente y la depresión“. Son personas muy perfeccionistas y que prefieren trabajar de forma individual porque necesitan controlarlo todo.

Según un reciente estudio publicado en la revista ‘Psicothema’, en España, alrededor de un 10% de la población activa padece esta patología. En Japón, donde se da mucha importancia al trabajo, la incidencia se sitúa en un 20% aproximadamente. El país donde se registran más casos es Corea del Sur, donde sus habitantes trabajan entre 10 y 14 horas diarias. Ante esta situación, el gobierno surcoreano obliga a los ciudadanos a ‘disfrutar’ de dos semanas de vacaciones al año e insta a las empresas a bloquear los ordenadores, por si sus empleados intentan reincorporarse al trabajo antes de tiempo.

Los especialistas confirman que esta patología está fomentada por los valores socioculturales de la sociedad. Coinciden en que el avance de las nuevas tecnologías facilita el desarrollo de la adicción, ya que el adicto puede seguir conectado desde su teléfono móvil o portátil.

Bryan Robinson, ex adicto al trabajo y autor del libro ‘Chained to the Desk: A Guidebook for Workaholics’, cuenta a ELMUNDO.es su experiencia. “Tenía la necesidad de trabajar, escondiéndome de los demás, como mi padre, alcohólico, necesitaba su bourbon”, explica. Cada verano, “mi pareja registraba mi maleta y confiscaba cualquier trabajo, pero siempre se olvidaba los dobladillos, donde guardaba algunas notas de trabajo“.

Robinson añade que “cuando mis amigos nos proponían [a mi pareja y a mi] alguna actividad, siempre decía que estaba cansado y que quería dormir una siesta. Mientras ellos se iban, aprovechaba para, de forma secreta, trabajar. Cuando oía los pasos de mi pareja de regreso volvía a guardarlo todo y me hacía el dormido. El trabajo me proporcionaba seguridad frente a lo incierto de las relaciones humanas”.

Cómo reconocer su existencia

El diagnóstico de esta enfermedad es complicado. Como cualquier adicción, no es fácil reconocerla, pues es necesario establecer los límites entre la patología y quien tiene una dedicación sana y productiva al trabajo. Según los expertos consultados, el adicto al trabajo necesita tener acceso a las nuevas tecnologías de forma constante mientras que el resto puede planificarse para acceder en un momento determinado y después desconectar. Este tipo de personas son capaces de estructurar su agenda de trabajo, pero no se organizan bien en actividades extraprofesionales. Aranda comenta que para poder evaluarla “es fundamental que el adicto reconozca su problema”.

Por otro lado, la razón de ser del adicto es su alto grado de autoexigencia, lo que provoca graves consecuencias en su entorno social, familiar y profesional. En su entorno familiar se siente incapaz de satisfacer sus demandas. Robinson agrega que “usaba el trabajo para defenderme de estados emocionales como ansiedad, tristeza y frustración”. Con respecto a los compañeros de trabajo, los adictos les someten a una gran presión al trasladar esa autoexigencia a sus iguales, e, incluso, a sus jefes, lo que les genera numerosos conflictos interpersonales.

Esta patología altera la toma de decisiones. “Acaba por verse afectada por la ‘visión de túnel’ que impide a la persona priorizar” dice Aranda. Por otro lado, “competencias muy valoradas en las empresas tales como la innovación, la creatividad o la resolución de conflictos se verán seriamente comprometidas” concluye. Por otro lado, Brotons explica que “este tipo de adicción suele venir acompañada de otras adicciones, fundamentalmente alcoholismo o cocaína”.

Consejos útiles

Como cualquier adicción, superarla no es tarea fácil, pero el adicto puede tomar medidas para que, poco a poco, logre cumplir este objetivo. Antes de irse de vacaciones deberá enfrentarse y prepararse para esta nueva situación. Brotons recomienda “empezar por dejar de trabajar los viernes por la tarde, sustituyendo esas horas por ratos de ocio”.

El proceso de superación debe comenzar por la “realización de actividades de tipo social y en grupo para no quedarse en casa y que, de esta manera, el adicto tenga relaciones dentro de la sociedad”, señala este psicólogo. Para Bulbena, el deporte puede ser una buena opción para ocupar el tiempo e integrarse en un grupo social.

En el caso de Robinson, sí hubo un fin para su adicción y afirma que “en la actualidad, ya no pretendo dormir más ‘siestas’. Ahora pesco, voy a la playa, construyo castillos de arena y hago surf. En definitiva, saboreo más la vida en lugar de pensar únicamente en el trabajo”.

                                                 Fuente:  elmundo.es

           Tratamiento psicológico para la adicción al trabajo:

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