La infidelidad parte del temor a la perdida de la pareja, lo cual representa un regreso a la carencia, pues el riesgo de perderla siempre está asociado con la necesidad de buscar un satisfactor que no es obtenido dentro de la relación de pareja en la que se encuentra (Lewandowsky & Ackerman, 2006; Valdez Medina & Aguilar, 2012).
Ambos sexos mencionan que las necesidades o carencias se les han presentado en las áreas emocional y sentimental, reportando en mayor medida falta de amor y atención, aspectos fundamentales de la relación de pareja, ya que de acuerdo con Corbella (1996), la pareja se basa en la unión afectiva con la persona elegida, misma que brinda equilibrio mediante la comunicación, un proyecto de vida en común y la convivencia, así que al no darse de manera favorable esta unión, se recurre a la búsqueda de una persona que pueda cubrir esta necesidad de cercanía afectiva o emocional. Al respecto, Lewandowsky & Ackerman, (2006) y Valdez Medina (2009), lo atribuyen a la búsqueda por llenar un vacío cuando la relación primaria es incapaz de satisfacer ciertas necesidades, haciéndolo a través de una relación de pareja fuera de la establecida.
Las diferencias por sexo indican que las mujeres recurrieron a la infidelidad porque les faltaba cariño, se sentían solas e incomprendidas, lo cual de acuerdo con Lemaire (1986), ratifica que las mujeres van más a la infidelidad por el abandono y el rechazo al que son sometidas por sus parejas. Con base en esto, es entendible lo encontrado por Tordjman (1989) al indicar que muchas de ellas llegan a la infidelidad como una forma de castigar a sus parejas mediante la aplicación de la venganza. Al respecto, Valdez Medina & Aguilar (2012), comentan que frecuentemente se llega a la infidelidad buscando una revaloración de su rol en la relación, demostrando a la pareja que en su medio existe alguien más que los puede amar y brindarles aquello de lo que carece.
Por otra parte, se encontró que los hombres tanto casados como solteros llegan a la infidelidad porque en su relación se sentían aburridos, confundidos y les faltaba algo nuevo. Esto podría explicarse a partir de que se ha encontrado que la causa más frecuente de infidelidad en los varones, es el sentimiento simple, natural y normal de fastidio sexual, emocional o ambos, ya que por naturaleza los machos de diversas especies, incluida la humana, presentan una tendencia a buscar variedad sexual, sobre todo después de una relación de largo tiempo(Block, 1979; Fisher, 2007). Además de la propensión biológica hacia la variedad, frecuentemente se llega a la infidelidad no sólo por aparearse con fines reproductivos y de conservación de la especie, sino por tratar de satisfacer una necesidad netamente instintiva y por conseguir el placer que este acto provoca (Buss, 2005; ValdezMedina 2009). Por ello, la educación psicosociocultural que propone que la pareja sea exclusiva, pone en conflicto a sus miembros, ya que a pesar de estar en una relación satisfactoria, tanto hombres como mujeres que se emparejan, pueden sentir la necesidad de experimentar vivencias novedosas y cambios que conllevan el riesgo de que cualquiera de ellos recurra a ser infiel.
Por otro lado, en el caso de los participantes que regresaron o siguieron con la pareja a la cual le fueron infieles, ambos sexos coincidieron en decir que volvieron con ella porque en esa relación se sentían queridos, estables y bien. Al respecto, las diferencias por sexo indican que las mujeres se sentían protegidas, mientras que los hombres se sentían amados, que en ambos casos implica una aceptación, que es la base para que la relación perdure. En este sentido, Valdez Medina et al. (2012), comentan que para que el amor en pareja se dé adecuadamente, requiere que se acompañe de aceptación abierta con gusto y sin queja de cada uno de los miembros, que haya confianza entre ellos, y que se brinden apoyo, seguridad y protección, que es la base de las razones encontradas en cuanto a la recuperación de las parejas.
Este último hallazgo resulta interesante, puesto que la base de la infidelidad es la búsqueda de satisfactores que no se tienen con la pareja establecida. Sin embargo, al mismo tiempo estos resultados muestran que con la pareja con la que se fue infiel no encontraron lo que esperaban obtener, viéndose motivados a regresar con la anterior pareja, dejando ver con ello, que perder la relación inicial puede llegar a ser más costoso que mantenerla. Con base en lo anterior, es importante profundizar en las razones que impulsan a hombres y mujeres a llegar a la infidelidad, detectando si ésta tiene una base biológica o más de carácter psicosociocultural, con la finalidad de poder entender de mejor forma el origen de esta conducta que cada vez con mayor regularidad y apertura se presenta en ambos sexos. En este sentido, para futuras investigaciones se contempla la posibilidad de poder estudiar algunas otras posibles causas que lleven tanto a hombres como mujeres a la infidelidad, tales como la búsqueda de imagen personal, de jerarquía, de competitividad, por un hambre específica, por sentirse amado, deseado, o por un simple impulso de origen netamente instintivo o biológico.
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Javier Brotons, psicólogo especialista en terapia de pareja. Tel: 600440004